Los dos errores más comunes al expresar tus emociones y sentimientos

Aunque la educación emocional ha dado grandes pasos en su evolución, vivimos en un mundo en el que la mayoría hemos escuchado frases como:

«los hombres no lloran»

«no te enfades tanto, no es para tanto»

«si expresas tus emociones, los demás pensarán que eres vulnerable» o

«no dejes que tus emociones te afecten»

Con este tipo de mensajes ¡no es extraño que tendamos a desconectarnos de nuestras emociones! O que, si somos conscientes de ellas, no nos atrevamos o no sepamos cómo compartirlas con los demás.

Mal que le pese a los mandatos culturales, estamos programados para tener sentimientos. Las emociones forman parte de nuestra vida cotidiana.

Para muchas personas, las emociones son confusas, difíciles de controlar y, a veces, hasta motivo de vergüenza. Por eso ser capaz de experimentar y expresar las emociones de forma constructiva es parte integral de la vida.

Claro, expresar esos sentimientos o transmitir nuestras emociones no se trata de abrir el grifo y soltar lo que sea y como sea. Vivimos conectados unos a otros y, si manifestamos lo que sentimos de forma desagradable o poco clara, nuestras relaciones pueden sufrir un cortocircuito.

Por el contrario, expresar los sentimientos de forma sana y segura puede hacer que nos sintamos aún más conectados con nuestros seres queridos. Por lo tanto, saber expresar los sentimientos con asertividad y tacto es vital si quieres evitar desencuentros y, sobre todo, si quieres fortalecer tus relaciones.

Pero no sólo se trata de cómo tus relaciones con los demás se ven resentidas o beneficiadas según si expresas o no, y cómo expresas lo que sientes.

Y, aunque éste sea un punto que tocaremos en el futuro en el blog, es importante que sepas que tu salud física y mental también se favorecen de que sepas exteriorizar tus sentimientos y emociones con eficiencia. Porque …

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(Otro día hablaremos de cómo enterrar las emociones es malo para tu salud)

¿Cuál es una forma constructiva de expresar tus sentimientos?

El primer paso es el más sencillo porque comienza con dos simples palabras: «Me siento…»

Si tienes problemas para identificar el sentimiento que rellena el espacio en blanco, puedes comenzar con elegir una de estas cuatro opciones básicas:

enfadado            triste     contento             asustado

Por aquí ya vamos bien. Pero ¡ojo! Hay dos errores que solemos cometer.

ERROR 1: SIENTO QUE …

Comenzar con: «Siento que… » La palabra que allí puesta indica que lo que sigue va a ser un pensamiento, no un sentimiento.

Los pensamientos también deben ser compartidos, por supuesto. Pero ten en cuenta que los pensamientos transmiten una información más fría. Los pensamientos pueden generar la sensación de afinidad con otra persona, pero lo que realmente tiene un impacto más fuerte y profundo en los vínculos son los sentimientos.

Por eso, aunque compartir los pensamientos crea una sensación de conexión, ésta es menos intensa que cuando miras dentro de ti y compartes lo que descubres allí: alegría, ira, esperanza, desánimo, celos, frustración, felicidad, etc.

ERROR 2: ME HACES SENTIR…

Parece lo mismo, pero no da igual decir «me siento…» que decir «me haces sentir…».

La mayoría de la gente no es consciente de que «me haces sentir…» invita a herir sentimientos y a discutir.

¿Por qué la frase «me haces sentir…» hace que la charla sobre los sentimientos empiece y acabe mal?

• «Me haces sentir…» es una acusación

Estás haciendo al otro culpable de cómo te sientes.

¿El resultado? El otro se pone a la defensiva, cierra su actitud de escucha y, con eso, ya estáis listos para la discusión.

• «Me haces sentir…» te quita poder

La frase te convierte en una víctima y te quita el poder de arreglar tus sentimientos negativos porque el poder lo tiene el otro que “te hace sentir…” angustiado, molesto, etc.

Por el contrario, «me siento…» te da a ti, y no a la otra persona, el poder de averiguar qué hacer para sentirte mejor.

• «Me haces sentir…» equivoca las razones

Si empiezas así es porque no entiendes qué es lo que desencadena los sentimientos.

Por lo general, una persona no hace sentir nada a otra por sí misma. Lo que importa es la combinación de lo que una persona dice (o hace) y la interpretación de lo que la otra persona, es decir tú, hace de sus palabras o acciones.

Por ejemplo, alguien hace una broma con buena intención y puede hacerte reír… u ofenderte. No fue lo que hizo el otro, ni siquiera la intención que tuvo el otro, sino lo que dijo o hizo combinado con lo que tú interpretaste lo que definió el resultado.

• «Me haces sentir…» te quita del foco

¿Por qué desviar la atención de tú mismo?

En lugar de criticar a la otra persona con un “me haces sentir…” inicia un camino de exploración y autoconocimiento con un “me siento…”

Ejemplo, si el otro “te hace sentir…” abandonado porque trabaja demasiado, te quedas estancado en el enojo.

En cambio, si “te sientes…” solo y aburrido porque el otro trabaja demasiado, te abres a la oportunidad de hacer cosas nuevas o de retomar actividades que disfrutabas y has dejado de hacer.

¿Ves las sutiles diferencias que intento mostrarte?

Aprender a experimentar plenamente los sentimientos y a expresarlos de forma saludable no es un proceso sencillo, pero hay algunos componentes clave que pueden ayudar.

1. Lo más importante es convertirte en un buen observador de tus sentimientos, aceptarlos y valorarlos sin juzgarte.
2. Presta atención a cómo tus interpretaciones y pensamientos afectan a cómo te sientes
3. También considera cómo las lecciones aprendidas en tu familia sobre la expresión emocional siguen influyendo en tu comportamiento

Cuando decidas cómo expresar lo que sientes, tómate un momento para reflexionar sobre todas estas opciones.

Y ten paciencia. No te desanimes cuando te encuentres con dificultades, que convertirte en el responsable de tu vida es un plato que se cocina a fuego lento y lo más sabio que puedes hacer es disfrutar cada paso que des en esa dirección.

Foto de Jason Rosewell en Unsplash