Primeros pasos para la gestión emocional
Reconocer y aprender a gestionar tus emociones es una de las habilidades más importantes que puedes desarrollar.
Si sabes darte cuenta de cómo te sientes y puedes calmarte o ajustar tu comportamiento en determinadas situaciones tienes más probabilidades de construir relaciones sanas y satisfactorias, de superar dificultades y contratiempos. Tienes más probabilidades de tener éxito en tu vida.
¿A veces quieres gritar, salir corriendo o echarte a llorar sin importarte quién te ve o qué consecuencias habrá? ¿Estos impulsos irrefrenables, esta olla a presión a la que, de repente, se le vuela la tapa te avergüenza? ¿Te trae problemas?
Gestionar tus emociones no significa callarlas, significa entenderlas. Entender el origen le quita poder al sentimiento negativo y te permite reconducir la energía de esos impulsos hacia gestos y conductas positivas.
¿Dónde y por qué se generan esas urgencias que sientes? ¿Nacen de un recuerdo, una experiencia vivida, un prejuicio que te ha sido impuesto?
Un ejemplo sencillo puede ser: sientes terror de estar en la oscuridad porque una vez te quedaste encerrado mucho tiempo en una habitación oscura cuando eras un niño.
Tu miedo extremo es una respuesta emocional a la oscuridad debido a tu experiencia anterior.
Si tienes claro que el origen de ese miedo injustificado está en esa situación vivida en tu infancia puedes recordarte a ti mismo que ya eres una persona adulta y que no hay nada real en esa oscuridad que debas temer. Además, en la mayoría de las ocasiones, sólo tienes que acercarte a la luz y encenderla.
Practicando esto cada vez que te encuentras preso de ese temor, ayudas a tu cerebro a entender que no hay razón de tener miedo y lo reeducas gradualmente.
En cambio, si no te ocupas de atar los cabos sueltos, de relacionar el miedo a la oscuridad con ese mal rato que pasó tu yo niño, seguirás a merced del miedo sin solución.
EL ALCANCE DE TUS EMOCIONES
Las emociones intensas no son del todo malas.
Además de servirnos para la supervivencia, por ejemplo, un susto nos lleva a huir ante el peligro, las emociones hacen que nuestras vidas sean únicas y vibrantes.
Es normal experimentar un poco de agobio emocional en alguna ocasión: cuando ocurre algo maravilloso, cuando sucede algo terrible, cuando sientes que te has perdido algo.
Entonces, ¿cómo saber cuándo las emociones se están convirtiendo en un problema?
Las emociones que se desbordan con regularidad pueden dar lugar a:
- conflictos en tus relaciones familiares o de amistad
- dificultad para relacionarse con los demás en general
- problemas en el trabajo o en la escuela
- necesidad de consumir sustancias que te adormezcan para controlar las emociones
- arrebatos físicos o emocionales
NO SE TRATA DE REPRIMIR
¿Realmente crees que, si escondes algo, si lo callas, morirá dentro tuyo? Y no estoy hablando de cotilleos, estoy hablando de sentimientos.
Cuando suprimes o reprimes las emociones, te impides experimentar y expresar los sentimientos.
Esto puede ocurrir de forma consciente (supresión) o inconsciente (represión).
Nada de lo que guardes a la fuerza bajo siete llaves y tras una máscara será inocuo.
Ya sea que suprimes o reprimes una emoción fuerte eres blanco para la aparición de síntomas de salud mental y física, como:
- ansiedad
- depresión
- problemas de sueño
- tensión y dolor muscular
- dificultad para gestionar el estrés
- abuso de sustancias
Cuando practiques controlar tus emociones, asegúrate de no esconderlas bajo la alfombra. Una expresión emocional sana implica encontrar un cierto equilibrio entre las emociones abrumadoras y la ausencia total de emociones.
PREGUNTA, PREGUNTA, PREGUNTA
Si sabes que un amigo está agobiado por algo ¿qué haces? Probablemente, lo invitas a un café para que pueda contarte lo que le está pasando. Le preguntas y lo dejas explayarse. Sabes que hablar le hará bien, lo obligará a escucharse y reflexionar mientras te cuenta cómo se siente.
Sé tu propio mejor amigo y dialoga contigo.
Tomarte un momento para comprobar tu estado de ánimo puede ayudarte a recuperar el control.
Cuando una emoción se apodere de ti y no te deje funcionar con normalidad, interrumpe el ruido molesto y pregúntate:
- ¿Qué estoy sintiendo ahora mismo? (decepción, confusión, ira)
- ¿Qué ha pasado para que me sienta así?
- ¿Tiene la situación otra explicación que pueda tener sentido?
- ¿Qué quiero hacer con estos sentimientos? (Gritar, desahogar mi frustración tirando cosas, responder a un mensaje con otro, pero agresivo).
- ¿Hay alguna forma mejor de afrontar esta situación?
- ¿Qué le dirías a tu mejor amigo si estuviera en este momento en tu lugar?
Al considerar posibles alternativas, estás replanteando tus pensamientos, lo que puede ayudarte a modificar tu primera reacción extrema.
Puede pasar algún tiempo antes de que esta respuesta se convierta en un hábito. Con la práctica, seguir estos pasos mentalmente se hará más fácil y más eficaz.
ALGUNAS TÁCTICAS ÚTILES
Además del diálogo contigo que te propuse en el punto anterior, hay una serie de acciones positivas que puedes llevar a cabo y que te ayudarán a gestionar tus emociones.
Muchas de ellas son muy generales, pero pruébalas porque funcionan.
- Ejercicio: esto libera sustancias químicas de recompensa y placer en el cerebro, como la dopamina, que te hace sentir mejor. Estar en forma también te hace más saludable, lo que ayuda a gestionar las emociones.
- Sé amable con los demás: esto te ayuda a dejar de preocuparte por ti mismo, te quita del centro de tu mundo y te permite descansar de tus problemas
- Sé abierto: acepta lo que ocurre a tu alrededor. Aprende a apreciar lo que ocurre y evita criticar en exceso a los demás o las situaciones.
- Comparte: es bueno hablar. Pasa tiempo con otras personas y concéntrate en disfrutar de su compañía.
- Distráete: Sí, te invito a que seas superficial. Ver un poco la televisión, leer o navegar por Internet te ayudará a olvidar que te sentías abrumado por una emoción.
- No te rindas ante los pensamientos negativos: si te encuentras con pensamientos negativos, desafíalos buscando pruebas y argumentos contra ellos.
- Pasa tiempo al aire libre: la naturaleza es muy útil para calmar las emociones. Está demostrado que necesitamos ver horizontes así que, si puedes subir a una colina y contemplar las vistas, hazlo.
- Se agradecido: da las gracias a la gente en persona por hacer cosas buenas por ti, y recuérdalo. También, fíjate en las cosas buenas de tu vida y agradece por ello.
- Aprovecha tus puntos fuertes: haz lo que te gusta, lo que te hace bien y lo que sabes que haces bien. Será un momento de total regalo para ti que ayudará a calmar lo que te esté agobiando.
Esta lista puede sonar trillada y hasta anticuada, pero quizás nuestros abuelos sabían un par de cosas sobre la gestión de las emociones que nosotros podemos haber olvidado.
Te aseguro que si la próxima vez que te sientas superado por una emoción aplicas al menos 3 de estas tácticas, además de indagar sobre lo que te está comiendo, pasaras de un mal día a un buen día, de un mal momento a todo lo contrario.
Es un trabajo que mientras más lo practiques más fácil te resultará cada vez.
Por supuesto que esto de gestionar tus emociones no acaba aquí. Es una disciplina con muchas caras y para la que, afortunadamente, existen muchas técnicas que iremos profundizando poco a poco porque, ya sabes, despacio se llega lejos.
Hasta la próxima,
Ankor
Gracias Ankor, eso de no dejarse abrumar por las emociones negativas, me interesa saber gestionarlo, ya que quiero pero a veces no se cómo hacerlo, y creo por eso tengo sueños negativos
Niza-guié Reyes
Nuevo León
México
¡Hola Niza-guié!
Gracias por tu mensaje. Es fundamental aprender a gestionar las emociones negativas para evitar que nos abrumen. Aquí te dejo algunos consejos que podrían ayudarte:
Identifica tus emociones: Tómate un momento para reconocer lo que sientes y ponle un nombre. A veces, simplemente identificar la emoción puede reducir su intensidad.
Practica la respiración profunda: La respiración profunda y consciente puede ayudarte a calmar tu mente y cuerpo. Inhala profundamente por la nariz, sostén la respiración unos segundos y exhala lentamente por la boca.
Expresa tus sentimientos: Habla con alguien de confianza sobre lo que sientes o escribe tus pensamientos en un diario. Expresar lo que llevas dentro puede ser liberador.
Realiza actividades que disfrutes: Dedica tiempo a hacer cosas que te gustan y te relajen. Esto puede ayudar a desviar tu mente de pensamientos negativos.
Practica la meditación o el mindfulness: Estas prácticas te pueden ayudar a estar más presente y a gestionar mejor tus emociones.
Ejercicio físico: El ejercicio regular libera endorfinas, que son hormonas que mejoran el estado de ánimo.
Busca ayuda profesional: Si sientes que no puedes manejar tus emociones por ti misma, no dudes en buscar la ayuda de un terapeuta o consejero.
Quiero compartir una táctica que me esta funcionando. He reducido la importancia de la valoracion de los demas e intento valorarme a mi mismo con el amor que se tendria a un hijo o a un buen amigo. Amandome y permitiéndome ser quien soy con mis virtudes y mis no virtudes. Y por supuesto descargar a los demas de que me den amor, pero yo si se lo doy.
¡Hola!
Gracias por compartir tu táctica, me parece muy valiosa. Reducir la importancia de la valoración de los demás y enfocarse en valorarse a uno mismo con el amor que se tendría a un hijo o a un buen amigo es un enfoque maravilloso. Amarse y aceptarse con nuestras virtudes y defectos es crucial para el bienestar emocional. Además, al no depender del amor de los demás, pero estar dispuesto a darlo, se crea un ciclo positivo y enriquecedor.
¡Gracias por compartir tu experiencia!
Un abrazo.